CAPÍTULO 003: HAGAMOS EL AMOR BAILANDO

CAPÍTULO 003: HAGAMOS EL AMOR BAILANDO

Muchos dicen que la belleza interna es por la que verdaderamente debemos luchar, que es la que verdaderamente vale la pena, ¡JaJaJa! Yo creo que eso lo inventó una mujer que era obesa y a la que ningún hombre la miraba, ¡JaJaJa! ¡Ay disculpen, no puedo seguir, me gana la risa…!

Cinthya Segura – Amiga del colegio de Sergio

Leonardo ingresó a la guarida y miró al Martillo, quien estaba a lado de unos hombres que a simple vista no parecían muy fuertes, pero que debían tener algo oculto, El Martillo no pondría a cualquier enclenque en su grupo de lacra humana.

Martillo: ¡Vaya, vaya! Te me haces conocido – Martillo empezó a ver detenidamente a Leo, quien se asustó un poco –, ¿Tú no eres el gay que vi en aquella reunión? – Leo sonrío –
Leonardo: ¡Ay, pero por supuesto! My name is Leo, ¿Y el tuyo? – Leo actuaba como gay y El Martillo no pudo evitar reír –
Martillo: ¡JaJaJa! Claro, te dije que me vengas a visitar, pero no sabía que también andabas en los mismos negocios que yo – Leo se lamió los labios –
Leonardo: Tú no sabes nada de mí – Ambos ríen –, pero te tengo un negocio, te puedo dar mil de esos billetitos que te dio tu gorila – El Martillo sonríe –
Martillo: Me interesa, ¿De qué trata? – Leonardo se acerca al Martillo –, un poquito más lejos, de seguro seremos socios, pero yo no mezclo el placer con el trabajo…
Leonardo: No te preocupes, yo tampoco, ¿Tienes baño? Es que quiero hacer pis – El Martillo empieza a reír escandalosamente –
Martillo: Al fondo a la derecha, luego a la izquierda y nuevamente a la derecha – Leonardo va hacía el baño –, ¡No te vayas a perder! – Vuelve a reír –

Leonardo entra al baño, al entrar se enfurece consigo mismo al haber actuado de esa manera tan poco varonil, abrió el caño y se echó un poco de agua, luego sacó su celular dispuesto a llamar a alguien.



Discoteca “Internacional Blades”:

Alfonso y Cinthya se veían felices, ambos acompañados, tomando tragos, conversando y riendo de manera escandalosa, tan o más escandalosa que El Martillo.

Cinthya: Parece que estás un poco sucio aquí – Le toca, con su dedo, la boca –, ¿Quieres que te limpie? – Ambos sonríen –
Alfonso: Siempre y cuando sea con tu lengua – Se acercaron y cuando estaban apunto de besarse sonó el celular de Alfonso –, disculpa, ¿Aló?
Leonardo: Aló, Alfonso, necesito tu ayuda – Alfonso suspira –
Alfonso: ¿Tenías que ser tan inoportuno, Leonardo? Discúlpame, pero estoy ocupado…
Leonardo: ¡Es importante! Necesito tu ayuda, estoy en la guarida del Martillo – Alfonso se sorprendió –
Alfonso: ¡Uy, caracho! Pues lo siento mucho, eres hombre muerto – Alfonso empieza a reír, Leonardo se exaspera –
Leonardo: Muy bien, entonces llamaré a Sergio, de seguro él es más competente y si me podrá ayudar – Alfonso se sorprende y se molesta –
Alfonso: ¡No, para nada! Ahora mismo voy, pero no lo llames a él, ¡A él no…! – Alfonso colgó, luego miró a Cinthya –, me tengo que ir, lo siento – Alfonso se paró y dejó sola a Cinthya –

Cinthya botó una de sus copas con trago al piso y empezó a llorar de rabia… “¡Yo no soy fea! No soy fea… ¡Deja de atormentarme, Sergio…!”



ENTRADA - ALIADOS:



Departamento de Liliana:

A las afueras del departamento llegó Sergio montado en una moto, la estacionó al frente, se sacó su casco y lo puso al costado de la moto, se dirigió hacía el departamento de su ¿amada? ¡El timbre tocó! Liliana corrió a abrir y lo vio, ambos se vieron, se sonrieron…

Liliana: ¡Sergio! – Liliana lo abrazó y le dio un beso en la mejilla, se vieron a los ojos –, me alegra mucho que estés aquí – La mirada de ambos reflejaba un gran sentimiento –
Sergio: A mí me alegra mucho verte, ver que estés bien, ver que no haz perdido esa sonrisa – Ambos se vuelven a sonreír –
Liliana: Pero pasa, pasa, esta es tu casa – Sergio entró y se sentó en uno de los muebles –, y cuéntame, ¿Cómo así te volviste policía?
Sergio: Mi papá me obligó, pero no le guardo rencor, al final creo que tenía razón, sirvo para este trabajo – Liliana seguía sonriendo –
Liliana: Yo te imaginaba en otra profesión, no se, de periodista, de escritor, pero nunca de policía – Ambos empiezan a reír –, ¿Quieres tomar algo?
Sergio: No, no, muchas gracias, ya contigo estoy tomando mi refresco de dulzura – Sergio le sonríe, Liliana se sonroja y agacha la cabeza –



Discoteca “Internacional Blades”:

Alfonso Reilindi salía de la discoteca, estaba muy apresurado y algo preocupado, al entrar a su carro mira la imagen de una virgen, le da un beso y luego empieza a manejar con gran cautela y rapidez, enciende su radio y empieza a escuchar una canción romántica.

Alfonso (Pensamiento): Todas estas canciones me hacen recordar a ti, Brenda, ¿Qué raro? Yo no te amo, yo nunca me he enamorado, ¡Es imposible! – Apaga la radio –, ¿O acaso me estaré enamorando? – Tragó un poco de saliva, su rostro reflejaba preocupación –



Base – Aliados:

Brenda y Yeiky llegaron a la base de “Aliados”, dentro se encontraba Santos Martín, quien estaba viendo unos apuntes en una de sus computadoras.

Brenda: ¡Uy, la base está muy llena! – Bromeó –, ¿A dónde se fueron todos?
Santos: Leonardo se fue a un operativo y Alfonso, tú ya sabes que se desaparece siempre…
Yeiky: ¿Y a qué operativo se fue Leonardo? ¿Necesita ayuda? Porque si la necesita yo ahora mismo voy – Se preocupa –
Santos: Tranquilo, él no necesita ayuda, si la necesitara ya hubiera llamado ¿No crees?
Brenda: A menos que ya lo hayan matado – Santos miró a Brenda y soltó una carcajada –
Santos: Yo no los he preparado para que mueran, si algún día uno de ustedes muere será por viejo o por algún accidente, pero nunca por un operativo – Santos sonríe –
Brenda: Ojalá, recuerda que no somos robots, somos seres humanos – Brenda se va, algo molesta –
Yeiky: Discúlpala Santos, tú ya sabes que ella es bastante impulsiva – Yeiky agacha la cabeza –
Santos: No te preocupes, yo la conozco, es una mujer muy débil, pero inteligente – Santos sonríe, luego suspira –, ¿Y dónde está Sergio?
Yeiky: No lo se, se supone que debería estar aquí – Santos se sorprende – ¿Acaso no ha llegado?
Santos: No, no ha llegado, pero no te preocupes, no creo que le vaya a pasar algo, en estos días Sergio está algo extraño, hoy hablaré con él, no se puede desaparecer así como así, ¿Dónde podrá estar? – Su rostro reflejaba algo de furia –



Departamento de Liliana:

Liliana se para del mueble y va hacía una radio, empieza a sonar una canción, era una salsa de Jerry Rivera, Sergio seguía sonriente, Liliana empezó a bailar y se acercó a él.

Liliana: Ven, vamos a bailar – Sergio se sorprendió y se avergonzó – ¿Qué pasa? ¿Me vas a despreciar?
Sergio: Si bien recuerdas yo no se bailar muy bien, prefiero que tú me bailes – Liliana lo tomó de la mano –
Liliana: ¡Vamos! – Lo jaló, pero él no se paró –, ¡Ya pues manito! – Sergio se sorprendió y sonrío tiernamente al escuchar esa palabra –
Sergio: Hace mucho tiempo que nadie me decía así, “manito”, creo que tú y Niky fueron las únicas que me llamaron así – Sus ojos reflejaban la tristeza de un antiguo pasado –
Liliana: Por favor, ¿Vamos? ¡Di que si! – Sergio soltó una carcajada y se levantó – ¡Muy bien! Mira – Liliana empezó a moverse –, ¡Sígueme!
Sergio: ¡Epa! Tú no haz dejado de bailar bien, como siempre, eres una diosa – Liliana se avergonzó y empezó a reír –
Liliana: Tú no bailas tan mal que digamos, en todo este tiempo que no nos hemos visto haz aprendido un montón – Sergio le acarició su rostro –
Sergio: Si, ya no bailo tan mal, solo un poquito mal…

Ambos se miraron muy sonrientes, la canción ya estaba en su etapa final, y cuando terminó empezó a sonar una canción llamada: “How Deep Is Your Love”. Sergio la agarraba de la cadera y de la mano, ella lo agarraba del hombro y también de la mano, se hizo un silencio, tan solo bailaban y se miraban con gran amor.

CANCIÓN (DAR PLAY PARA ESCUCHAR CANCIÓN DE AMOR ENTRE SERGIO Y LILI - solo escuchar la música, no ver video):



Sergio: ¿Recuerdas que hace años bailamos una salsa en tu cumpleaños? ¿Recuerdas qué canción era?
Liliana: No, no la recuerdo, pero si me acuerdo de cuando bailamos salsa, fue uno de los cumpleaños más bonitos que tuve – Sergio la miró con gran amor –
Sergio: Pero si fue una fiesta muy sencilla… ¿Cómo que fue uno de los más bonitos? – Seguían bailando, Liliana movía las caderas con una majestuosidad digna de apología –
Liliana: Es que tú estuviste ahí, mi mejor amigo, ¡Bailamos por primera vez! – Ambos empiezan a reír –
Sergio: Si, y nunca te voy a perdonar que me hayas sacado a bailar salsa cuando yo no sabía nada de ese género, parecía que bailaba tiempo de bals – Vuelven a reír –
Liliana: Pero te veías hermoso… – Se seguían sonriendo tiernamente –
Sergio: Tú también, sumamente hermosa – Ambos se miran y dejan de hablar, parecía que la música los llevaba a otra dimensión, a un mundo de amor desconocido, ella se recuesta en el pecho de Sergio y ambos empiezan a ir a un paso más lento –



Guarida del Martillo:

Leonardo estaba sentado a lado del Martillo, quien mandó a sus hombres a que se vayan, ya que tenía que conversar con “Leo”.

Martillo: Bueno, ahora que estamos solos ya podemos mezclar el placer con el trabajo – El Martillo le toca la pierna –
Leonardo (Pensamiento): ¡Puta madre! ¡Que asqueroso es este! ¿Dónde estás Alfonso? – Leonardo le sonríe –
Martillo: ¿Pasa algo? Me parece que estás nervioso, lindura – Empieza a reír –, ¿O acaso no te gusto?
Leonardo: No, para nada, ¿Pero puedo ir al baño? – Dijo con una voz muy afeminada –
Martillo: Si, el baño es todo tuyo, anda nomás… – El Martillo deja de tocarle la pierna y deja ir a “Leo”, quien camina rápidamente hacía el baño –, con lo que me gustan los mariconcitos como tú…



Departamento de Liliana:

Liliana y Sergio se miraban a la cara, ambos iban a un paso más lento, se miraban los ojos, se miraban la nariz, la boca, se miraban hasta su propia mirada, ambos dulcemente, bailando lentamente y viviendo un amor entre cuatro paredes, un amor que renació con el tiempo, y que tal vez, ese amor, con el tiempo, ha crecido, un amor que nunca se pudo olvidar, un amor que siempre estuvo vigente en la vida de ambos.

Sergio: Te quiero mucho, Liliana, antes nunca te lo pude decir – Liliana agachó la mirada –, mírame, por favor – Liliana volvió su mirada a Sergio –, antes no te lo pude decir porque era un niño inmaduro o tal vez si te lo dije, pero no de la manera adecuada, en cambio ahora es diferente, ¡Muy diferente! – Liliana sonrío, muy enamorada –
Liliana: Yo siempre lo supe a pesar de que tú nunca me lo quisiste decir, pero en esos momentos yo no sabía que decirte, es que yo creía que te consideraba tan solo un amigo – Sergio le acaricia el rostro –
Sergio: ¿Y ahora qué piensas? ¿Acaso sigues pensando que tan solo soy un amigo? – Liliana empieza a lagrimear –, ¿Por qué lloras?
Liliana: Porque en verdad no se, no se si eres mi amigo o si te quiero como algo más, simplemente se que contigo me siento como nunca antes me había sentido y que ya no quiero volverte a perder como antes – Sergio le da un beso en la frente –
Sergio: ¡Ya nunca! Ya nunca me vas a perder, te lo prometo…

Sergio se acerca lentamente a sus labios hasta que logra rozarlos y le da un beso, ¿Parece simple no? ¿Un simple beso? Pues no fue así, en ese beso se vio reflejado un amor de niños, un amor lleno de dolor, de tristezas, de penurias, de ganas de salir adelante, el problema era saber si ese amor era una verdad o era una simple fantasía. Ambos se vieron a la cara, Sergio le acariciaba el cabello y ella se echó nuevamente en su pecho, y susurraba una palabra, una palabra que sorprendió mucho a Sergio… “Te amo”.



Guarida del Martillo:

Leonardo ingresó al baño y volvió a sacar su celular, marcó rápidamente, estaba furioso y con mucho asco después de lo que le hizo el Martillo

Leonardo: ¡Maldita sea! ¿Dónde mierda estás Alfonso? – Dijo, con gran furia –
Alfonso: Estoy a dos cuadras, en un minuto llego – Decía, mientras manejaba –, ¿Pasa algo malo?
Leonardo: Claro que pasa algo malo, este idiota quiere violarme – Alfonso empieza a reír –, ¿Qué gracia tiene todo esto?
Alfonso: Nada, sino que ni en mis pesadillas podría imaginarlos a los dos metidos en la cama – Vuelve a reír –, te dije que no uses el personaje gay, ¡Te lo dije!
Leonardo: ¡Ya basta de cuestionarme! ¡Ven rápido, por favor! – Alfonso sonríe, mientras que “Leo” seguía muy angustiado –
Alfonso: No te preocupes, prácticamente ya llegué, distráelo un rato…
Leonardo: Está bien – En ese momento entra El Martillo, Leonardo cuelga en un instante –
Martillo: ¿Con quién estabas hablando? – “Leo” le sonrío –
Leonardo: ¡Ay, tranquilo, hermoso! Lo que pasa es que… – El Martillo sacó una pistola y le apuntó –



Base – Aliados:

Brenda se encontraba viendo unos planos en la sala de investigación, en ese instante ingresó Santos, quien se comió su orgullo y trató de acercarse a Brenda, quien lo ignoró en todo momento.

Santos: No me gusta que estés molesta conmigo – Brenda empezó a silbar –, a veces me pregunto por qué te portarás así – Brenda seguía silbando –, creo que es imposible hablar contigo ahora, así que será mejor que me vaya – Santos se volteó hacía la puerta –, antes de que me vaya, y espero que esto si me respondas, ¿Qué le pasa a Sergio? – Brenda se sorprendió –
Brenda: ¿De qué me estás hablando? – Santos volteó, la miró y sonrío –, ¡Vamos, responde!
Santos: Bueno, yo creía que tú te habías percatado, pero parece que Sergio está un poco despistado, ya no es el mismo de antes, ¿En verdad no sabes qué le pasa? – Brenda agachó la mirada –
Brenda: No, no se nada, pero pienso averiguarlo – Santos vuelve a sonreírle, luego sale de la sala dejando muy preocupada a Brenda –



Guarida del Martillo:

Alfonso llegó a la guarida, estacionó su carro delante de los dos hombres morenos y robustos, quienes lo miraron bajar y se acercaron a él, Alfonso les sonrío.

Alfonso: Señores, disculpen, pero necesito pasar – Los dos hombres empezaron a reír –
David: ¿Y tú quien te crees? – Los dos hombres se miraron entre si y volvieron a reír –, acá no entran imbéciles – Ahora fue Alfonso quien río –
Alfonso: Ah, con razón ustedes están afuera – Seguía riendo, David y Cornejo enfurecieron –, ¡Voy a entrar! – Cornejo lo tomó de un brazo –
Cornejo: ¿Eres sordo o qué, imbécil? ¡No puedes entrar! – Alfonso enfureció –
Alfonso: ¡Suéltame, idiota! – Cornejo lo soltó, Alfonso sacó dos pistolas y les disparó a quemarropa a los dos hombres, quienes cayeron, muertos, al piso –, pobres negros asquerosos…



El Martillo apuntaba a Leonardo hasta que escuchó los dos disparos que dio Alfonso hacía sus vigilantes, en ese momento se distrajo y Leonardo aprovechó para abalanzarse contra él, ambos cayeron al piso y empezaron a forcejear el arma, la cual daba diversos disparos al aire.

Leonardo: Suelta el arma, Martillo, mejor será que te entregues por las buenas – El Martillo sonrío –
Martillo: ¿Estás loco? Yo nunca me voy a entregar – Seguían forcejeando –, ¡Nunca! – El Martillo le tiró un rodillazo a Leonardo, quien se quedó en el piso retorciéndose de dolor, el delincuente agarró el arma y apuntó a Leonardo –, este es tu fin, mariconcito – El Martillo sonrío, Leonardo lo miró, estaba angustiado –



CONTINUARÁ…