CAPÍTULO 002: ¿LO LLAMO O NO LO LLAMO?

CAPÍTULO 002: ¿LO LLAMO O NO LO LLAMO?

A veces la gente cree que uno es malo porque ellos son supuestamente los buenos, ¿Pero acaso no se han puesto a pensar en lo qué piensa el supuesto malo? Tal vez él cree que ustedes son los malos y que lo que hace él es bueno, ¿Te deja pensando, no? Pues esa se las dejo de tarea.

Alfonso Reilindi – Policía, doctor y Miembro de “Aliados”

Una aparatosa y ruidosa moto llegó al hospital donde tenían al director del colegio, dentro de la moto estaba Sergio, quien estacionó la moto de su novia (era la moto de Brenda) en un lugar especial para doctores, un guardia trató de retenerlo para que saque la moto, pero el no hizo caso y corrió hacía el hospital, al entrar encontró a una recepcionista, quien estaba hablando y riendo por el teléfono.

Sergio: Señorita, disculpe – La recepcionista no le hizo caso, seguía hablando por el teléfono –, ¡Señorita! Este teléfono no es para que usted esté chismoseando con sus amigas – Sergio agarró la bocina y colgó –
Recepcionista: ¿Y usted quien se ha creído para hacer eso…? – Sergio sacó su carnet de policía –, disculpe…
Sergio: Necesito que me diga en que cuarto se encuentra el Señor Fabio Saenz, el director del colegio que explotó.
Recepcionista: ¡Ah, si! Se encuentra en el cuarto 506, pero el paciente todavía… – Sergio corrió sin dejar que la recepcionista termine con lo que iba a decir – se encuentra en terapia intensiva…



ENTRADA - ALIADOS:



Con la participación especial de Laslo Kovacs como "El Martillo"

Base – Aliados:

Santos Martini, el jefe del grupo, y Leonardo Heresi, miembro de “Aliados”, se encontraban en el salón científico, viendo una gigantesca computadora que les señalaba la guarida de un peligroso delincuente.

Santos: Mira, ahí es dónde se encuentra “El Martillo” – Señala la parte izquierda de la pantalla –
Leonardo: Entonces vamos y lo matamos, así de simple – Leonardo suelta una carcajada –
Santos: No, no es así de simple, quiero que vayas a vigilar la guarida, ¡Solo a vigilar, no quiero que hagas nada más! – Leonardo sonríe –
Leonardo: Por favor Santos, tú me conoces, yo siempre obedezco órdenes – Esta vez fue Santos quien río –
Santos: Porque te conozco es que te digo esto, ¡Solo vigila, nada más! – Leonardo saca su pistola y la empieza a cargar –
Leonardo: Siempre es bueno tener la pistola bien cargada, porsiacaso ¿O no? – Santos afirmó con la cabeza –
Santos: Si, está bien, ve y si se dan cuenta sacas la pistola y disparas a matar, ¡A matar! Esos sujetos son peligrosos… – Leonardo sonríe y luego sale del salón –



Departamento de Niky:

Niky llegó a su departamento, junto a Hugo, su enamorado, y Liliana, su mejor amiga, los tres se echaron en uno de los muebles, los tres estaban felices y a la vez tristes.

Niky: Fue genial volver a ver a Sergio, ¿No crees Lili? – Liliana suspiró –, recuerdas que él estaba muy enamorado de ti…
Liliana: Si, pero prefiero su amistad, yo no soy buena para eso del amor, tú sabes que siempre meto la pata – Liliana agacha la cabeza –
Hugo: No digas eso Liliana, tal vez y nos traigas una sorpresita con Sergio, ahora que tienes su número lo puedes llamar – Liliana sonrío –
Liliana: Si, pero que vergüenza, ¿Yo llamarlo? Se supone que el hombre siempre tiene que llamar a la mujer – Hugo y Niky empiezan a reír –
Niky: Eso es mentira, si yo muchas veces llamo a mi chiquito – Le aprieta los cachetes a Hugo –, anda, llámalo – A Liliana le empiezan a brillar los ojos –
Liliana: Después, ahora no creo que sea el momento adecuado…
Hugo (Pensamiento): Liliana se moría de ganas por llamar a Sergio, ese hombre al que ella nunca hizo caso cuando estaban en la etapa de la adolescencia, pero que sin embargo ahora era diferente, ahora algo había despertado en ella, tal vez una simple admiración al verlo tan diferente o tal vez ella siempre estuvo… ¿Enamorada?



Departamento de Mauricio:

Mauricio llegó y empezó a golpear el mueble, se tocó la cabeza y cerró sus ojos, no pudo aguantar y empezó a llorar, a llorar de rabia y de tristeza.

Mauricio (Pensamiento): ¿Enamorada? No, no puede ser, pero eso parecía, ¡Parecía que Liliana estaba enamorada del imbécil de Sergio! Pero ya veremos quien resulta ser más hombre, ya veremos…



Hospital:

Sergio corrió hacía el cuarto del director, afuera del cuarto se encontraban Brenda y Yeiky, la primera abrazó con gran cariño a Sergio, mientras que Yeiky movía la cabeza negativamente.

Sergio: ¿Pasó algo? ¿Cómo está el director? – Yeiky no respondió –, ¡Habla, carajo! ¡No me digas que se murió!
Yeiky: No, pero creo que ya en unos minutos se nos va – Sergio movió la cabeza y entró rápidamente al cuarto, los siguieron Yeiky y Brenda –
Doctor: ¡Usted no puede entrar aquí! – Sergio sacó su pistola –, ¿Qué le pasa?
Sergio: Soy policía, ahora me van a dejar hablar con este hombre, necesito que me de unas declaraciones, ¡Salgan, mierda! – Los dos doctores salieron del cuarto –
Yeiky: ¿No crees que te estas excediendo un poco? ¡No necesitabas hacer eso! – Sergio miró con furia a Yeiky –
Sergio: ¡No me vuelvas a decir que hacer! – Yeiky agachó la cabeza –, Brenda, anda cuida la puerta, no quiero que nadie entre…
Brenda: Está bien, como tú digas, mi amor – Sergio miró sorprendido a Brenda –, disculpa, como tú digas, Sergio – Brenda salió y cerró la puerta –
Sergio: Ahora si – Se acercó al director y se arrodilló –, ¡Hable! ¿Quién mierda hizo explotar el colegio? – El director lo miró, se le hacía difícil mover la boca –
Director: Quiero que me prometas algo – Ambos se miraban fijamente a los ojos –, quiero que no dejes a esos muchachos sin un colegio – Sergio agachó la cabeza –
Sergio: No puedo, ¿Qué cree que mi sueldo es el de un congresista? ¡Por favor, hable de una buena vez! – El director empezó a llorar –
Director: Reconstruye el colegio, te lo imploro… – El director apretó fuertemente la mano de Sergio, como queriendo retener un momento más su vida –, por favor…
Sergio: Así será, lo haré – El hombre sonrío esperanzado –, ahora si, dígame, ¿Quién es la persona responsable de esto? – El director empezó a exhalar con rapidez –
Director: No lo se, yo no conozco a la persona que hizo eso – Sergio golpeó la cama –, pero vi a alguien…
Sergio: ¿A alguien? ¿A quién? ¡Vamos, Director, el tiempo se nos acaba! – El hombre derramó unas lágrimas –
Director: Un sujeto me dio un paquete, dijo que era un regalo de mi hermana, yo le creí ya que mi hermana habita en los Estados Unidos – Sergio lo miraba muy preocupada –
Sergio: ¡Y no me diga! Dejó ese paquete en el tercer piso, ¿Verdad? – El director afirmó con la cabeza –, ¿Cómo era el sujeto? Rasgos físicos…
Director: Tenía cabellera larga – Hacía esfuerzo para hablar –, ropa negra y un gran tatuaje en el brazo – Sergio se sorprendió –

Recuerdo:

Sergio: Así es, siento como si todos mis recuerdos en ese colegio se hayan borrado con esa explosión – Sergio miró a lo alto y vio, en uno de los tantos edificios, a un hombre vestido de negro, con un gran tatuaje en el brazo, y con cabellera larga –, ¿Quién es ese?
Liliana: ¿Qué pasa? – Sergio seguía mirando hacía ese edificio, los muchachos voltearon y miraron hacía aquel edificio, el hombre de negro empezó a mirarlos y les sonrío –

Realidad:

Sergio: ¡Puta madre, no puede ser…! ¿Qué más? ¡Hable! – El director ya no respondía –, ¿Qué pasó? ¿Señor Director? – Sergio miró a Yeiky, quien se acercó al director –
Yeiky: Ya lo mataste, lo atormentaste mucho con tus preguntas – Sergio empezó a parpadear los ojos, Yeiky persigno al fallecido –
Sergio (Pensamiento): Lo siento mucho, señor Director, no puedo decir que lo aprecio ya que siempre me cayó mal, sus charlas de un Dios, del cual ahora no creo, me parecían realmente estúpidas, sin embargo nunca le deseé un final así, no fue un mal tipo, solo un poco idiota – Pensaba mientras miraba al occiso –; lo que más me duele es que el colegio, donde me di mi primer beso, donde conocí a grandes amigos, grandes enemigos, grandes amores, haya explotado de esa manera… – Yeiky miró a Sergio –
Yeiky: ¿En qué tanto piensas, Sergio? – Sergio miró a Yeiky, ambos se miraron – ¿Te pasa algo?
Sergio: Estoy pensando en el director y no, no me pasa nada, ¿Por qué siempre preguntas lo mismo? – Ambos sonrieron –
Yeiky: ¿Vas a cumplir con tu promesa? – Sergio miró algo confuso –, ¿No la recuerdas? La promesa que le hiciste al director de reconstruir el colegio – Sergio empezó a reír –
Sergio: Para nada, ese no es mi problema – Sergio salió del cuarto, dejando solo a Yeiky –



Guarida “El Martillo”:

Leonardo estaba al frente de la guarida, empezó a analizar que era lo que podía hacer para ingresar a tan gigantesco lugar, sin embargo parecía imposible ya que dos gigantescos y morenos hombres estaban parados en la puerta, ambos con un rifle en cada brazo, en ese momento ve que un carro azul, muy lujoso, llega a la guarida, los dos hombres se acercan al carro y ayudan a bajar a un sujeto, ese sujeto era el Martillo.

Leonardo (Pensamiento): Ese es El Martillo, un hombre sanguinario y sin escrúpulos, fue capaz de asesinar a sus propios padres por una miserable herencia, sujetos como este no deberían existir, aunque por todo el dineral que se lleva El Martillo creo que cualquiera se volvería delincuente – Leonardo soltó una carcajada –

Martillo: David, anda guarda mi carro, Cornejo, tú te quedas cuidando la guarida…

El Martillo venía vestido con ropa muy distinguida y elegante, le dio a uno de los hombres la llave de su carro para que lo estacione lejos de su guarida, el hombre entró al carro y se fue, mientras que El Martillo entró muy jovial a su guarida, dejando a tan solo uno de los hombres (Cornejo) resguardando el lugar.

Leonardo (Pensamiento): ¡Épale! Esta es mi oportunidad, tan solo hay uno – Leonardo se acercó al hombre moreno, trató de entrar, pero el hombre lo tomó del brazo –
Cornejo: ¿A dónde crees que vas? – Leonardo miró aterrado –



Departamento de Liliana:

Liliana llegó a su departamento, al cerrar la puerta suspiró, empezó a recordar a Sergio, su antiguo compañero de colegio; sacó su celular y empezó a mirar el número de ese compañero, sin embargo no se atrevía a llamar.

Liliana (Pensamiento): ¿Por qué será que no me atrevo a llamar a Sergio? Solo es un amigo, no tiene nada de malo, ¡Ay es que lo vi tan cambiado, tan diferente! Ya no es el mismo y tengo miedo de lo que vaya a pasar si lo llamo – Liliana agachó la cabeza –

Se sentó en el piso y volvió a mirar su celular, esta vez decidida a marcar el número de Sergio.



Hospital:

Sergio estaba afuera del Hospital, Yeiky y Brenda salían atrás de él, Sergio llegó hasta el carro y en ese momento sonó su celular, miró el número y era un número desconocido…

Brenda: ¿No vas a contestar? – Sergio miró a Brenda –
Sergio: Nunca contesto a números que no conozco – Ambos se miraron –, ¿Qué pasa? ¿Estás celosa? – Brenda sonrío –
Brenda: Si, de seguro es una ramera que te conseguiste en uno de tus casos – Sergio empezó a reír –
Sergio: La única ramera que conozco se llama Yeiky y está a tu costado – Los tres empezaron a reír –
Brenda: Que bueno que rías un poco, a veces hay que dejar un poco de lado el trabajo – Sergio se acercó a ella y le dio un beso en la frente –
Sergio: Si, es bueno, pero tan solo un poco – Ambos sonríen –, entra al carro – Brenda entra al carro –
Yeiky: Bueno Sergio, ¿Cómo hacemos? ¿Te vas con nosotros o te vas en la moto?
Sergio: Vayan ustedes en el carro, yo me voy en la moto – Volvió a sonar su celular –
Yeiky: Contesta, de seguro es importante, nos vemos – Yeiky estaba a punto de entrar al carro –, ¡Ah! Se me olvidaba, te quería hacer una pregunta… ¿Tú estudiaste en el colegio que explotó? – Sergio agachó la cabeza –
Sergio: Si… – Yeiky se entristeció, entró al carro y arrancó, Sergio miró su celular y contestó – ¿Aló?



Guarida “El Martillo”:

Leonardo y Cornejo se miraron a la cara. Leonardo le sonrío, mientras que el hombre moreno miraba con gran seriedad, lo que hizo intimidar por un momento a Leonardo.

Cornejo: ¡No haz escuchado! ¿A dónde crees que vas? – Leonardo soltó una carcajada –
Leonardo: ¡Que pasa pues mi querido Maguila Gorila! – Cornejo miraba aun más furioso –, anda llama a tu jefe que necesito hablar con él, ¡Pero rápido…!
Cornejo: ¿Tú quién mierda te haz creído para hablarme así? – Cornejo lo tomó de los brazos –
Leonardo: ¡Tranquilo, Brother! No te me molestes, era una bromita nomás, ¿Dónde está tu sentido del humor? – Soltó una carcajada –, anda llama a tu jefe – Cornejo miró molesto –, por favor…
Cornejo: Así está mejor, ese “por favor” me gustó, ¿Y quién quiere ver a mi jefe? – Leonardo empezó a reír –
Leonardo: Soy Leonardo da Vinci – Cornejo alzó su mano dispuesto a tirarle un golpe –, ¿Qué te pasa, hermanito? – Leonardo agarró su brazo –
Cornejo: ¿Así que eres gracioso? ¿Qué es eso de Leonardo da Vinci? – Leonardo volvió a reír –
Leonardo: Es que así me dicen, me llamo Leonardo, pero como soy pintor me pusieron Da Vinci – Cornejo afirmó con la cabeza –
Cornejo: ¿Para qué quieres ver a mi jefe? Él no atiende a nadie así por así – Leonardo empezó a rebuscar en su bolsillo –
Leonardo: Es confidencial, pero toma – Sacó un billete de 100 euros –, dáselo a tu jefe, dile que si acepta mi propuesta mil billetes de la misma cantidad serán suyos – Cornejo sonrío, tomó el billete e ingresó – ¡Caíste redondito! – En ese momento llegó el gigantesco hombre que había ido a estacionar el carro del Martillo –
David: ¡Hey, tú que haces aquí, esta es área restringida! – David sacó su arma y apuntó a Leonardo –
Leonardo: ¡No, no, tranquilo!

Departamento de Liliana:

*manita = diminutivo de hermanita, una forma cariñosa de llamar a los mejores amigos.

Liliana: Aló, ¿Sergio? – Se ve a Sergio a fuera del hospital, emocionado por la llamada –, soy Liliana – Liliana sonreía desde su departamento –
Sergio: ¡Liliana! ¿Cómo estás? – Sergio soltó una carcajada –, ¡Que estúpida pregunta! Si te acabo de ver hace un rato – Ambos rieron –
Liliana: Me preguntaba si nos podíamos ver, no se, para platicar un poco, ¿Recuerdas que éramos “manitos” cuando estábamos en el colegio? – Sergio sonrío –
Sergio: Por supuesto, tú eras mi *manita, chiquita, preciosa, la más linda de todas, ¡Cómo olvidarlo! – Liliana empieza a reír –
Liliana: Tú también eras mi manito precioso – Se sonroja y se avergüenza –, ¡Ay, pero bueno…! ¿Cuándo nos vemos? – A ambos le brillaron los ojos –
Sergio: Cuando quieras, ahora mismo si quieres – Liliana se emocionó y sonrío –, a menos que estés ocupada…
Liliana: No, para nada, ven a mi departamento, ¿Tienes dónde apuntar? – Sergio sonríe –
Sergio: Yo apunto todo en mi mente, dime nomás… ¡Aja! En unos minutos estoy por haya, nos vemos – Sergio cuelga, guarda su celular y se sube a la moto –

Liliana se para y va corriendo hacía su cuarto, abre su closet y empieza a ver sus diversos vestidos, escoge uno de color morado y lo pone en su cama, luego entra corriendo al baño para hacerse los retoques finales a su ya hermoso rostro.



Discoteca “Internacional Blades”:

Alfonso Reilindi se encontraba tomando una copa de Tequila en el bar de una discoteca, se escuchaba la canción “Desnúdate mujer”, el hombre que le servía los tragos le trataba de hacer conversación, pero él no le hacía el más mínimo caso.

Alfonso (Pensamiento): ¿Por qué no se calla este imbécil? Acaso no se da cuenta que me aburre con sus estúpidas conversaciones – Pensaba mientras fingía una sonrisa, en ese momento se acerca una mujer y se sienta a su costado –
Cinthya: Quiero una chela, rápido por favor – Era Cinthya, una de las antiguas “amigas” del colegio de Sergio. Desde que se sentó, Alfonso no la dejó de mirar por ningún instante –, ¿Tengo monos en la cara? – Alfonso tosió y se puso algo incómodo –
Alfonso: Discúlpame, lo que pasa es que es muy difícil ver a mujeres tan hermosas como tú en lugares como este – Cinthya le sonríe –
Cinthya: Gracias por lo de hermosa, aunque ya lo sabía – Alfonso empieza a reír –, ¿Cómo te llamas? – Alfonso le toca la pierna y la empieza a acariciar –
Alfonso: Mi nombre es Alfonso, ¿Y el tuyo, preciosa? – Cinthya sonríe, ahora más provocativa –
Cinthya: Me llamo Cinthya, un placer Alfonso – Chocan sus copas y se sonríen –



Guarida “El Martillo”:

Cornejo ingresó a la guarida y miró a su jefe, “El Martillo”, quien lo miró algo furioso, el hombre moreno, muy inseguro y nervioso, se acercó a su jefe.

Martillo: ¿Qué mierda haces aquí? No se supone que debes estar afuera cuidando la guarida, ¿Eres estúpido o qué? – Cornejo agachó la cabeza – ¡Ya dime! ¿Para qué viniste?
Cornejo: Lo que pasa es que un hombre está afuera, me dijo que le de esto – Cornejo sacó el billete de su bolsillo, Martillo empezó a reír –
Martillo: ¿Esto es una broma o qué? ¿Un billete de cien euros? – Martillo miró serio al hombre –
Cornejo: Dice que si acepta su propuesta tendrá mil billetes de la misma cantidad – Martillo se asombró –
Martillo: Interesante, interesante, hazlo pasar – Cornejo sonríe y sale –, vamos a ver que nos trae ese amiguito – Martillo sonríe y mira a los otros tres hombres que estaban atrás de él –

David apuntaba con una pistola a Leonardo, quien estaba acorralado, recostado hacia la pared y con las manos hacia arriba.

David: ¡Habla! ¿Quién carajo te dio permiso de estar en este lugar? – David se acercaba poco a poco a Leonardo –
Leonardo: ¡Tranquilo, hermanito, se te puede ir una bala! – David se exaspera, está apunto de disparar, en ese momento llega Cornejo –
Cornejo: ¡Tranquilo, David! – David bajó el arma, luego se dirigió hacía Leonardo –, el jefe te espera adentro…
Leonardo: Gracias – Leonardo sonríe, se acerca a David y le tira una ligera cachetada –, para que ya no cometas más equivocaciones, cara de monstruo – Leonardo entra a la guarida –



Departamento de Liliana:

Liliana tiene puesto un hermoso vestido morado que resalta su gran belleza, estaba muy emocionada con la pronta llegada de Sergio, aquel muchacho que ella nunca pudo amar en el colegio, aquel muchacho que se le declaró en innumerables oportunidades y al que ella rechazó en las mismas innumerables. ¿Ahora qué se puede hacer? ¿Seguirá amándome cómo antes? Esas son, de seguro, algunas preguntas que esta preocupada Liliana se hace.

A las afueras del departamento llegó Sergio montado en una moto, la estacionó al frente, se sacó su casco, lo puso al costado de la moto y se dirigió hacía el departamento de su ¿amada? ¡El timbre tocó! Liliana corrió a abrir y lo vio, ambos se vieron, se sonrieron…

Liliana: ¡Sergio! – Sus ojos reflejaban una gran emoción, un gran cariño inexplicable –



CONTINUARÁ…