CAPÍTULO 004: ALFONSO Y LEONARDO EN PELIGRO

CAPÍTULO 004: ALFONSO Y LEONARDO EN PELIGRO

El amor es extraño, a veces amas a la persona menos indicada y tú misma lo sabes, sin embargo no puedes dejar de amarla ni de pensar en él, el amor es extraño, a veces nos enamoramos de quienes no queremos ni pensamos enamorarnos, vuelvo a decirlo, el amor es extraño.

Liliana Mendoza – Antigua amiga y ¿Gran amor de Sergio?

Ya era de noche, aproximadamente las 8 de la noche, Sergio y Liliana estaban sentados en uno de los muebles, Liliana estaba recostada en el pecho de Sergio y este la abrazaba y le acariciaba el cabello, ambos sonreían y se sentían más felices que nunca.

Liliana: No entiendo nada, pero me siento muy bien estando contigo – Ambos sonríen –, ¿Haz tenido varias enamoradas en todo este tiempo? – Sergio no responde –, ¿Eh?
Sergio: He tenido algunas – Sergio se pone nervioso –, pero mejor no hablemos de eso, ¿Cómo está tu hermana Fernanda? – Liliana suspira –
Liliana: ¡Ay Fernandita, Fernandita! Pues ella ahora está viviendo con mis papás en España, pero dicen que van a venir a visitarme pronto – Sergio le da un beso en la mejilla –
Sergio: Que bueno, debes estar bien emocionada con su llegada, en cambio yo con mi familia… hace tiempo que no nos vemos, no se nada de ellos – Liliana agacha la cabeza –
Liliana: Siempre te llevaste mal con ellos, al menos en eso no cambiaste – Sergio ríe, en ese momento empieza a sonar su celular, Sergio contesta sin ver quien era –
Sergio: ¿Aló, quién habla? – Se sorprendió al escuchar la voz de la persona que le hablaba – Brenda…
Brenda: ¿Con quién estás? – Sergio no contestó, Liliana lo miró intrigada –
Liliana: ¿Quién es Brenda? – En ese momento Sergio se enfrentó a dos preguntas de sus dos amores –



ENTRADA - ALIADOS:



Departamento de Mauricio:

Alguien llama a la puerta, Mauricio, quien se encontraba cenando, se dirige a la puerta, con algo de comida en la boca, al abrirla se encuentra con su amiga, Cinthya.

Mauricio: ¿Qué haces aquí? – Mauricio entra y se tira en el mueble dejando la puerta semiabierta por lo que Cinthya también entra –, no te he dado el permiso de entrar – Cinthya empieza a reír –
Cinthya: ¿Qué te pasa? ¿Estás molesto por lo que pasó hoy en la mañana? Nunca te imaginaste que llegaría Sergio como todo un galante y bizarro policía, ¿Verdad? – Mauricio no respondía –, se que amas a Liliana…
Mauricio: No se de que estás hablando – Dijo, sin mirarla a los ojos –, yo no amo a nadie, deja de decir tonterías – Aún no la miraba a los ojos –
Cinthya: Tranquilo, todos lo sabemos o al menos lo intuimos, incluso la misma Liliana – Mauricio agachó la mirada –, ¿Quieres conquistarla? – Mauricio la miró, no contesto –, ¿Quieres o no?
Mauricio: Si, si quiero, ¿Qué tengo que hacer? – Dijo muy serio, Cinthya le sonrío –, ¡Vamos, habla! – Decía, algo alterado –
Cinthya: Yo voy a hablar con Liliana, la voy a convencer de que tú eres un mejor partido, pero tú también tienes que poner de tu parte, anda a visitarla, mándale rosas, ¡No se! – Mauricio le sonrío –
Mauricio: ¿Por qué lo haces? ¿A ti te gusta Sergio? – Cinthya empezó a reír –
Cinthya: No, para nada, simplemente quiero hacerle pagar todas las humillaciones a las que me sometió cuando estábamos en el colegio – Cinthya se puso seria –



Guarida del Martillo:

El Martillo disparó contra Leonardo, al disparar se dio cuenta que la pistola estaba sin balas después de haberse disparado al aire en innumerables veces - Al forcejear con Leonardo –, el delincuente corrió con gran rapidez, dejando en el suelo a un adolorido Leo, quien se sobaba la barriga después del rodillazo que le tiró el delincuente.
Alfonso ingresó al baño y encontró a su amigo tirado en el suelo, se agachó y le empezó a tirar diversas cachetadas.

Alfonso: Vamos, Leonardo, levántate, no tenemos mucho tiempo – Leonardo se levantó, aún seguía adolorido –, ¡Vamos, ese imbécil no se nos puede escapar!
Leonardo: Si, tienes razón – Ambos salieron del baño, en ese momento escucharon el grito de varios hombres; Alfonso y Leonardo se vieron a la cara, angustiados –, ¡Mierda! Los hombres del Martillo ya llegaron, ¡Estamos perdidos! – Dijo, muy preocupado, Leonardo –
Alfonso: ¡Ni cagando! Yo no voy a dejar que ese imbécil me mate, cualquiera menos ese delincuente de pacotilla – Alfonso sacó otra arma, tenía dos en la mano –
Leonardo: Pues que sea lo que Dios quiera – Leonardo sacó su arma –, sálvanos de esta, Diosito – Se persignó –



Base – “Aliados”:

Yeiky ingresó a la sala de investigaciones, dentro de la sala se encontraba Brenda, quien estaba hablando por celular con Sergio, Yeiky decidió quedarse parado en la puerta, espiando.

Brenda: ¿No me vas a contestar? ¿Con quién estás, Sergio? – Sergio suspiró –
Sergio: Estoy con una amiga – Liliana lo miró, estaba algo molesta, no esperaba que dijera la palabra “amiga” –, una antigua amiga del colegio…
Brenda: ¿A sí? No me gusta nada que te estés viendo con amigas, Santos tiene razón, en estos días estás muy extraño – Sergio soltó una carcajada –
Sergio: ¿Eso ha dicho Santos? ¿Yo extraño? Pues no lo creo, tal vez he estado un poco ocupado, la semana pasada estuve ocupado por un problema familiar y ahora simplemente me he reencontrado con una amiga, ¿Tiene algo de malo eso? – Brenda empezó a mover la cabeza negativamente –
Brenda: Piensa lo que quieras, Sergio, ¡Ya estoy hastiada! – Brenda cuelga, Yeiky se acerca a ella y le toca el hombro –
Yeiky: Tranquila, cuando venga ya hablas con él – Ambos se miran –
Brenda: Es que no lo entiendo, Yeiky, yo siempre trato de darle mucho amor, de comprenderlo, pero te juro que a veces me saca de mis casillas – Brenda agacha la cabeza, Yeiky la abraza –



Departamento de Liliana:

Sergio suspiró, se tocó la cabeza, removió sus cabellos, se encontraba preocupado por lo que le dijo Brenda, se mantuvo un silencio aterrador, frio e indefinido, hasta que Liliana decidió hablar.

Liliana: ¿No me dijiste que hace tiempo que no sabías nada de tu familia? ¿Cómo es eso de que la semana pasada tuviste un problema familiar? – Sergio volvió a suspirar –
Sergio: Mi mamá estaba enferma, fui a visitarla al hospital de policía, se encontraba muy mal y… – Por un momento no habló – mi mamá a muerto – Sergio fingió una sonrisa, pero detrás de esa sonrisa habitaba una gran tristeza, Liliana lo abrazó –
Liliana: Lo siento mucho, manito – A Sergio se le humedecieron los ojos, luego tomó aire para contener el llanto –
Sergio: No te preocupes, son cosas que pasan, aunque debo admitir que no me lo esperaba – Sergio le dio un beso en la frente a Liliana –, hablemos de otras cosas… – Ambos sonríen –
Liliana: Está bien, ¿Qué te parece si hablamos de quién es Brenda? ¿Es la chica que llegó en una moto y te dio un beso hoy en la mañana? – Sergio soltó una carcajada –
Sergio: Si, es ella, es una buena chica con la que me estaba dando una oportunidad – Liliana se extraña –
Liliana: ¿Estabas? ¿Por qué estabas, acaso ya no? – Sergio sonríe y le acaricia el rostro –
Sergio: No se, eso depende de ti – Liliana también sonrío –



Guarida del Martillo:

El Martillo estaba furioso, gritando improperios y con una mirada que intimidaría a cualquier mortal, junto a él se encontraban tres de sus hombres, quienes regresaron después de que El Martillo los botó para hacer cochinadas con “Leo”.

Martillo: Encuentren a esos hijos de puta y tráiganmelos vivos o muertos, están dentro de la guarida, así que no se les hará difícil, ¡Vamos, carajo! –Los tres hombres corrieron, mientras que El Martillo sacó su celular y marcó unos números –, ¿Aló, Gringo? Necesito que me envíes gente a mi guarida, ¡No, nada de cuidado! Simplemente necesito gente, cuanto antes, por favor, muchas gracias – Cuelga y tira su celular al piso –



Alfonso y Leonardo estaban ocultos como si fueran unos soldados y estuvieran en una guerra de vida o muerte, en ese momento escucharon los pasos de unos hombres, eran los matones del Martillo, ambos se miraron a la cara.

Leonardo: Alfonso, tengo ganas de estornudar – Alfonso se sorprendió y le tiró una ligera cachetada –, ¿Qué hago? – Leonardo miró angustiado –
Alfonso: No se que mierda haces, pero ni se te ocurra estornudar, ¿Entendiste? – Susurró –, ¡No, no lo hagas! – Le dijo, y Leonardo abrió la boca –, ¡No!
Leonardo: ¡Ashish! – Alfonso agachó la cabeza, estaba furioso –, lo siento…

Los hombres se acercaron lentamente hacía el lugar donde ambos se encontraban escondidos, “Ya los escuché, no se escondan”, dijo de manera sarcástica, uno de los hombres.



Departamento de Niky:

Niky y Hugo se encontraban en uno de los dormitorios, echados en una cama, cubiertos por una sábana, ambos desnudos, sonrientes después de haber hecho el amor como unos tigres.

Niky: ¿Tú crees que Lili se haya animado a llamar a Sergio? – Hugo soltó una carcajada –
Hugo: Eso espero, ambos sienten una atracción muy fuerte, creo que deberían estar juntos, sería bonito, ¿No crees? – Niky suspira –
Niky: Si, muy bonito – Niky le da un beso en la boca, en ese momento suena su celular, se levanta y lo toma de la meza de noche –, ¿Aló, Cinthya? – Hugo se sorprende –
Cinthya: Aló, Nikyta, necesito contarte algo muy importante – Hugo seguía mirando a Niky, estaba angustiado –
Niky: ¿Qué es lo que me tienes que contar? – Niky miraba a Hugo, quien se encontraba aún más angustiado –
Cinthya: Lo que pasa es que Mauricio está tramando algo contra los pobres de Sergio y Liliana, ¡Puedes creerlo! – Cinthya sonrío malévolamente –
Hugo: No le creas nada de lo que te diga, es una mentirosa – Dijo, muy nervioso –
Niky: ¡Ay no puedo creerlo! Gracias por llamarme, Cinthya, yo hablaré con él – Niky cuelga y mira a Hugo –
Hugo: Seguro te dijo algo sobre mí, ¡No le creas nada! – Niky movió la cabeza –
Niky: Ella no me habló nada de ti, me dijo algo sobre Mauricio, ¿Qué podría decirme ella de ti, eh? – Hugo agachó la cabeza –
Hugo: Nada, nada… – Hugo estaba nervioso, se echó y su mirada parecía perdida, ida en el espacio –



Base – “Aliados”:

Santos se acercó a Yeiky y a Brenda, quienes se encontraban sentados en la sala de descanso, Brenda lo seguía ignorando, mientras que Yeiky miraba sonriente a Santos.

Santos: Les tengo una misión – Brenda volvió su mirada a Santos –, acaba de suceder un robo en una exposición de arte, los policías no encuentran al culpable, ¿Ustedes creen poder encontrarlo? – Brenda y Yeiky se miraron a la cara –
Brenda: Yo siempre trabajo sola, o voy yo o va él – Santos empezó a reír –
Yeiky: Vamos, Brenda, deja de portarte como una niña engreída, ¡Iremos los dos! – Brenda agachó la mirada –
Santos: No le pidas imposibles, Yeiky; está bien, anda tú, Brenda – Brenda sonrío –, pero como tu moto la tiene Sergio te tendrás que ir en carro…
Brenda: No hay problema, nos vemos, jefecito – Brenda sale de la sala, Santos seguía sonriente –

Brenda llega hasta el estacionamiento de la base, saca una llave y entra a una camioneta muy lujosa, al entrar se miró al espejo y suspiró, luego metió la llave y manejó con rapidez.

Brenda (Pensamiento): Les pienso demostrar que no soy una niñita tonta como todos creen, ¡Les voy a demostrar! – Pensaba mientras manejaba –, no me voy a dejar pisotear por nadie, ni siquiera por Sergio – El tráfico era tremendo y había comenzado a llover –, a pesar de que lo amo…



Guarida del Martillo:

Alfonso salió de su escondite y empezó a disparar, con las dos pistolas, contra los hombres del Martillo, mientras que Leonardo, algo asustado, sentado, escondido detrás de unas tablas, sacó su celular y empezó a marcar unos números.

Alfonso: ¿A quién piensas llamar? – Decía, mientras disparaba –, ¡Muere, hijo de perra! – Le dijo a uno de los hombres –
Leonardo: Voy a llamar a Sergio, él es el único que nos puede ayudar – Alfonso se enfureció, miró a Leonardo y se agachó junto a él –
Alfonso: ¿A Sergio? No, no lo hagas, yo lo tengo todo fríamente calculado, te juro que no es necesario – Dijo, muy serio –
Leonardo: No me jodas, pienso llamarlo, tú dedícate a distraerlos hasta que llegue Sergio – Alfonso golpeó el piso –
Alfonso (Pensamiento): Esto no se va quedar así – Se levantó y siguió disparando contra los hombres –, nadie me deja en ridícula y menos tú, Sergio, tú no eres mejor que yo – Seguía disparando con gran furia –



El Martillo se encontraba sentado en uno de los muebles, escuchando las balas, parecía disfrutar tal ruido de esas armas mortales, en ese instante llegaron cinco hombres.

Joelito: Martillo, somos los hombres del Gringo, él es Murciélago – Señaló a uno de los tipos –, él es El Perro – Señaló a otro –, él es El Gordo – Señaló a un voluminoso hombre –, él es Pechito de Gato – Señaló a un hombre muy flaco –, y yo soy Joelito…
Martillo: Mucho gusto, Joelito, supongo que escuchan la balacera, ¿Verdad? Pues quiero que se encarguen de terminar con esos sujetos, son dos – Dijo, con voz algo afeminada –
Joelito: Así será, ¡Ya escucharon, muchachos, vayan! – Los hombres fueron corriendo –, ¿Y qué pasaría si nos ganan? ¿Te dejarías atrapar? – El Martillo empezó a reír –
Martillo: Antes de que me atrapen, me suicido – El Martillo seguía riendo –



Departamento de Liliana:

Liliana y Sergio se miraban a la cara, no hablaban, tan solo se miraban y con la mirada se decían todo, todo lo que se extrañaban, todo lo que se querían, ¡Todo!; Liliana le acarició el rostro, Sergio le sonrío.

Liliana: ¿No quieres pasar a mi cuarto? – Sergio sonrío aún más, en ese momento sonó su celular –
Sergio: Lo siento – Sacó su celular –, aló, ¿Qué pasa Leonardo? – Dijo, muy curioso –
Leonardo: Necesitamos tu ayuda, Sergio, estamos en una balacera en la guarida del Martillo, estoy con Alfonso, ¡Te necesitamos! – Dijo, muy preocupado –
Sergio: ¡Puta madre! ¿Cómo se metieron a la guarida del Martillo? Está bien, ahora mismo voy para allá, no se preocupen – Sergio colgó y miró a Liliana –, me tengo que ir – Se levantó del mueble –
Liliana: ¿Qué pasa? Te noto algo preocupado – Sergio miró a Liliana –, dime, ¿Qué pasa?
Sergio: No te preocupes, cosas del trabajo, me tengo que ir – Le dio un beso en la mejilla, Liliana le sonrío –
Liliana: ¿Así te vas a despedir? – Sergio también sonrío, le dio un beso en la boca y luego salió, apresurado, del departamento –, ¡Ay, mi Sergio! – Se tiró hacía el mueble y abrazó una almohada –



Exposición de Arte:

Brenda llegó al museo donde se presentaba una lujosa exposición de arte precolombino, diversos invitados susurraban y charlaban sobre el robo de uno de los más apreciados cuadros representativos del país.
Brenda se acercó a uno de los policías, a quien parecía conocer, ya que al verlo sonrío y se acercó a su oído.

Brenda: ¿Están todos aquí o faltan invitados? – Le preguntó susurrándole en el oído –
Policía: Todos los que estuvieron a la hora del robo están aquí – Brenda suspiró, ¿Cómo podía desaparecer una imagen si todos se encontraban dentro? –
Brenda: ¿Y en qué momento robaron el cuadro? ¿Cómo no se dieron cuenta? – El policía soltó una carcajada –
Policía: El viejo truco de quemar los fusibles – Ambos sonrieron –
Brenda: Él que haya sido tuvo que tener un cómplice que entró al instante en que se apagaron las luces – Brenda y el policía se miraron entre si, curiosos, luego Brenda fue hacía el medio y todos los invitados la miraron –, ¡NADIE SALE DE AQUÍ HASTA QUE SE ENCUENTRE EL CULPABLE! ¡NADIE! – Los invitados empezaron a quejarse, gritar y susurrar insultos, pero insultos “elegantes” –



Guarida del Martillo:

Sergio estacionó su carro fuera de la guarida del Martillo, bajó, sacó su arma, la tenía entre sus manos, pateó la puerta y encontró al Martillo junto a Joelito.

Sergio: ¡No se muevan, carajo! – El Martillo y Joelito levantaron las manos –, ¿Dónde están mis amigos?
Joelito: No sabemos de quien nos habla – Dijo. El Martillo no decía nada, tan solo respiraba con mucha fuerza, como si estuviera haciendo el amor –
Sergio: ¿Ah, si? ¿No sabes de quién te hablo? ¡Eres pendejo, carajo! – Joelito metió su mano en el bolsillo –, ¿Qué quieres sacar, mierda? – Sergio le disparó en la pierna, Joelito cae al piso, suelta un grito de dolor, El Martillo miraba a Sergio –
Martillo: ¡Por favor, tranquilízate! – Sergio seguía apuntando al Martillo, en ese momento empezó a escuchar disparos –
Sergio: ¡Vamos! – Le seguía apuntando al Martillo –, vamos hacía donde se escuchan los disparos – Sergio se acercó al Martillo, lo agarró del cuello y caminó con él –

Leonardo y Alfonso seguían disparando contra los hombres del Martillo, en ese momento las armas de los Aliados dejaron de disparar, se les habían acabado las balas, ambos se miran entre si, sorprendidos y angustiados, los hombres empezaron a reír…

Leonardo: Estamos cagados…
Alfonso (Pensamiento): ¿Moriré sin darle un beso a Brenda? – Los hombres empezaron a caminar lentamente hacía ellos –



CONTINUARÁ…

Avances del próximo capítulo:

Joelito: ¡Muere, hijo de perra! – Era Joelito, quien venía arrastrado por el piso y apuntaba con un arma a Sergio –

Se escuchó un disparo, una imagen deprimente se vio ante todos, cayó en el piso, muerto, todos sorprendidos, ¡¿Cómo pudo suceder eso?!